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sábado, 24 de julio de 2010

La Palabra del Domingo -25 de julio de 2010 - Mi cáliz lo beberéis

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biblia

Mateo 20, 20-28: Mi cáliz lo beberéis

20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo.
21 El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»
22 Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.»
23 Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.
24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.
25 Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder.
26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; 28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»

COMENTARIO

Ser discípulo de Cristo

La humana voluntad de los hijos de Zebedeo era, no debemos engañarnos al respecto, la que era: querían cierto tipo de mando, cierto poder que, a la vista de lo que habían vivido al lado del Maestro, sería grande.

Tampoco podemos decir que actuaran de forma distinta a cómo lo hubiera hecho otra persona. Sin embargo, lo más curioso del asunto es que no son ellos los que le piden a Jesús tener una situación, digamos, privilegiada sino que tuvo que ser su madre la que intercediera por aquellos a los que Jesús, por su ímpetu, llamara Boanerges (algo así como truenos o hijos del trueno)

A lo mejor creía la madre de Juan y Santiago que el Reino de Jesús iba a serlo de este mundo y por eso le pedía al Enviado que sus hijos se sentaran a su derecha y a su izquierda que era como pedir que compartieran su poder con ellos.

Sin embargo, como tal no era la realidad de las cosas se tendrían que conformar con la verdad:también tendrían que sufrir como sufriría Jesús.

Ellos, sin embargo, aceptan tal destino y, así, se hacen discípulos hasta las últimas consecuencias: dicen sí y aquel Fiat lo han de cumplir. De hecho, lo van a cumplir. Lo otro, la situación de cada cual en la eternidad es, como bien dice Jesús según lo tenga “preparado” su Padre.

Era de esperar que los demás discípulos se indignaran en contra de Juan y Santiagoporque ¡Cómo osaban aquellos dos pedir tal cosa sin consultarles! Y es que ya sabemos que la ambición desmedida es todo lo contrario a una virtud.

Pero el diálogo que Jesús mantiene con los que discutían acerca del poder y de lo que cada cual quería mandar les pone, por decirlo así, en el punto exacto de la doctrina cristiana y de lo que debe ser un discípulo de Cristo: servir y el servicio.

Seguramente aún no tenían claro qué es lo que tenían que hacer para seguir, con exactitud y fidelidad, a Quien les había enseñado tanto o, al menos, había intentado hacerlo. Por eso cuando desgrana aquella gran verdad que consiste en decir que quien ostenta el poder tiene tendencia a abusar del mismo les transmite qué deben hacer ellos.

¡Qué difícil seguir aquellas indicaciones de Jesús!: quien quiera ser el primero, sea el último y, entonces, sirva a los demás como él mismo lo haría lavándoles los pies en la cena previa a su Pasión (pues aquello que les decía era un aviso de lo por venir); quien quiera ser grande que sea esclavo de los demás…

Y, sin embargo, eso no lo decía por decir ni por hacer una frase bien hecha y que pudiera caer más o menos bien. Al contrario, como para certificar que lo que decía era importante se pone como ejemplo: “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”.

Con tal expresión les daba a entender cuál debía ser su forma de actuar a lo largo del resto de sus vidas y cuál debería ser la principal doctrina a transmitir.

Al fin y al cabo, ser discípulo de Cristo es hacer como Él hizo o, como también se ha dicho, ser alter Christus, ipse Christus, otro Cristo, el mismo Cristo.

PRECES

Por aquellos que no quieren llevar a sus vidas la que lo fue de Jesucristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a comprender el proceder de Tu Hijo para, al menos, tratar de imitarlo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

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